Almagro Boxing Club


Tuvimos el enorme placer de entrevistar a Juan D. Crescente, presidente del Almagro Boxing Club por espacio de 25 años, quien nos regaló su entusiasmo, su buena memoria y su intacto afecto a la institución que representa y por la cual, de una forma u otra, siempre puso a su disposición su contribución, ya sea como boxeador hasta sus primeros 19 años, como colaborador, como vicepresidente o ahora como la máxima autoridad.
A través de su palabra fogosa, rápida y conocedora, pudimos tener una visión de esta institución que fue y es escuela de buenos practicantes de una disciplina tan dura y sacrificada como lo es el arte de la defensa personal, el boxeo.
El barrio cuando el boxeo estaba en pleno apogeo, tuvo en el Almagro Boxing Club un verdadero hacedor de campeones en el boxeo y en la vida.
La institución, según lo manifiesta Crescente, fue fundada el 30 de abril de 1923, sobre la calle Bogado, en el cruce con Yatay, en un terreno adyacente a la casa que ocupaba uno de sus fundadores, don Santiago Bossano, que junto a don Pedro Giacobone tomaron la decisión de establecer un lugar donde enseñar y formar buenos boxeadores. Como anécdota, nos informa que los rings tenían pisos de tierra y el agua para ducharse provenía de la casa del Sr. Bossano, que había extendido una manguera para tal fin. Luego, la institución tuvo un traslado a la calle Cangallo, entre Pringles y Yatay, para luego en el año 1945 instalarse definitivamente en su actual dirección, Av. Díaz Vélez 4422, cuyo frente conserva su original cartel anunciador.
Y en este último domicilio conversamos con el Sr. Crescente, quien continúa informándonos sobre la vida de esta ineludible referencia que nos ocupa, diciéndonos que fue José Drago el maestro de boxeo de los comienzos, pero al poco tiempo se hicieron cargo de esa tarea dos hombres del barrio, conformando lo que puede llamarse sin lugar a dudas "la etapa fundamental de la institución"; esas admirables personas fueron en primer término don Prudencio Melero -nacido en las cercanías de Yatay y Bogado- y don Desiderio Ferrari -nacido en el actual pasaje King-; un número uno en la organización del boxeo amateur.
Continuando con los que tuvieron a cargo la enseñanza, debemos mencionar a Ramón Quintero, con Alfredo Luna, que siguieron a los anteriores, y a quien desempeña ese papel en 1995 como lo es Ricardo González, el gran boxeador conocido popularmente como "Gonzalito". Enumerar la lista completa de excelente pugilistas que salieron de esa escuela, fundamentalmente durante la época Melero-Ferrari, que fue la más extensa y exitosa, sería casi imposible pero la memoria y la lucidez de don Crescente hace que podamos mencionar a algunas figuras de importancia y relieve.
Así nos cita, sin conservar un orden preconcebido, a grandes figuras, dignos representantes del Almagro Boxing Club, como lo fueron:
Alberto Barenghi (mosca), representante olímpico; Alfredo Luna (pesado); Antonio Pacenza (mediano), finalista olímpico en Helsinki; Héctor Maturano (mediano); Rómulo Parés (gallo), olímpico en Londres; los hermanos Manuel Torrado (pluma), Filiberto Torrado (liviano), Carlos Torrado (pluma) y José Torrado (medio mediano); Oscar Marafuchi (medio mediano); Emilio Senestraro (liviano); Fernando Caloise (medio pesado); Carmelo Robledo (pluma), y muchos otros que, como los hermanos Eguía y Cerruti, llenan de orgullo a nuestro entrevistado por la calidad y cantidad de boxeadores surgidos de tan importante escuela, de las que ya no quedan en esta ciudad de Buenos Aires.
Como cierre, el presidente nos menciona al peso gallo Oscar Sostaita, como hijo dilecto de la institución, a Abel Laudonio que, cuando era representante olímpico, se incorporó para seguir su preparación en el Club, y la presencia del famoso campeón mundial peso mosca Pascual Pérez que, por la amistad de su entrenador, Lázaro Kocsi, con el club, trabajó en el gimnasio en las jornadas previas a los combates.
La contagiosa manera de recordar por parte de don Crescente nos hace ver que en el barrio existe una institución modelo en su género que, al propio tiempo que se preocupó por incentivar la actividad corporal para el mejoramiento físico, siempre se interesó por la persona humana, haciendo que los jóvenes que allí concurriesen aprendieran a comportarse en la vida como seres civilizados que podían desenvolverse socialmente con toda naturalidad.
Reportaje realizado en Noviembre de 1995 por Omar Pedro Granelli y publicado en su libro "ALMAGRO en el intento".


Foto Info-Almagro 2002