LA QUINTA DEL COLEGIO SAN JOSÉ EN ALMAGRO


El padre Barbé, fundador y director del colegio San José, adquirió en 1862, a fuerza de ahorros, una manzana y media de terrenos en el barrio de Almagro para destinarlos a casaquinta y campo de recreo dominical para los alumnos pupilos.
Con frente al sur sobre el Camino de Gauna (hoy Av. Díaz Vélez) entre Tramway (hoy Medrano) y la quinta de Vélez Sarsfield (actual calle Fco. Acuña de Figueroa), la casona albergaba el infaltable mirador, una modesta capilla y una frondosa huerta, la "Santa María", que se extendía a los fondos que daban a la actual calle Potosí.(1).
La quinta era atendida por un casero permanente y los hermanos coadyuntores Jean Marie y Jeantin Quilhauquy, que cultivaban hortalizas, viñedos y frutales. Tenía una arboleda de eucaliptus, bajo cuya sombra los padres leían y paseaban.
Los domingos y jueves por la tarde acudían los profesores del colegio y pasaban allí sus vacaciones. Muchas veces iban ex-alumnos y amigos del colegio a descansar, realizar retiros espirituales o sólo charlar para interiorizarse de los problemas del país y su gente.
Como el colegio debía agrandarse, se pensó en trasladarlo a Almagro, pues los terrenos de Larrea y Mitre se cotizaban muy alto. Pero finalmente se quedaron al lado de la iglesia de Balvanera, con la cual tenían muy buenas relaciones.
Cuando la edificación de Buenos Aires se extendió hacia el Oeste y llegó hasta Almagro, la quinta quedó rodeada de casas de familia; se buscó un nuevo terreno aislado en los alrededores de Buenos Aires, en el camino ed San Isidro a Morón. Nació así la quinta de Caseros, llamada después Martín Coronado.
La quinta de Almagro siguió presentando su utilidad. A partir de 1897 se instalaron allí el noviciado y el estudiantado de la congregación, se trasladaron a vivir allí el padre Magendie y los sexagenarios padres Pommés, Sampay y Permasse. En la capilla de la quinta fueron ungidos sacerdotes.
Finalmente fue loteada y vendida con venia canónica en 1909, a fin de atender con su importe los gastos originados por las fundaciones de Rosario, La Plata y Asunción.
Un alumno del establecimiento de la promoción 1862, recuerda: "La quinta de Almagro fue adquirida para huerta del colegio y lugar de esparcimiento de los pupilos... había allí unos mansos caballos de faena que montábamos de a tres; mientras unos visitaban los corderos, vacas y terneros añorando la estancia familiar, otros ayudaban al quintero a plantar y regar las verduras, cosechando como premio alguna fruta. Al regresar de un paseo tropezamos con un pantano, en el cual el carro de un paisano se hallaba hundido hasta el cubo de las ruedas. Los caballos, embarrados hasta el pecho, se negaban a arrancar a pesar de los rebencazos. El padre Pommés calculó la suerte, se ofreció al dueño, saltó sobre el pescante, blandió el látigo y arrancó tan presto que todos quedaron sumidos en sorprendida admiración".

Mabel S. de Coni Molina.
(1) Vicente Cutolo, Buenos Aires, historia de las calles y sus nombres, tomos I y II.

Nota publicada en el N°91 del periódico Primera Página.