LA QUINTA DE LANGE
ASILO, HOSPITAL Y CONVENTILLO


En la división de la amplia quinta de la familia Guerra y López, que ocupaba en 1812 las manzanas entre las hoy calles Boedo, Moreno, Hipólito Yrigoyen y Virrey Liniers, Roberto Lange adquiere en 1868 la manzana Este, sobre Liniers-por entonces el pasaje, hoy denominado Lucero, no existía- esta quinta se prolongaba hasta Maza.
Lange era litógrafo, y en 1862 confecciona los primeros timbres postales con el escudo nacional, de cinco, diez y quince centavos.
También bregó por la eliminación del vaciadero de basuras, que en 1890 existía en la manzana de Loria, Esparza, Rivadavia e Yrigoyen. En aquella época predominaban en la zona barracas y corralones destinados al acopio de lanas y productos agrícolas provenientes del vecino mercado Once de Septiembre.
En las proximidades de Maza y Liniers existió una profunda y permanente laguna, que al desbordarse los días de lluvia, impedía la circulación del tránsito.

ASILO Y HOSPITAL DE NIÑOS
Alberto Meyer Arana, en su libro La caridad en Buenos Aires, relata que hacia 1870 la Sociedad de Beneficencia nombró una comisión presidida por la Sra. Andrea Almagro de Sacriste e integrada, entre otras, por Dolores Lavalle y Lavalle, quienes crearon el Asilo de la pobreza y del trabajo, celebrándose un contrato con Roberto Lange. En los terrenos de su quinta, previamente rodeados por muros, se recibieron las primeras sesenta asiladas el 7 de febrero de 1873.
Mas tarde, al ser trasladado el asilo a otro edificio de la Convalecencia, en el lugar se inaugura el recién fundado Hospital de Niños "San Luis Gonzaga", el 29 de a abril de 1875, y en 1876 el primer centro de hidroterapia.
Con frente sobre la calle Victoria (hoy Yrigoyen) 3420, dos galpones con 20 camas cada uno, sera el humilde patrimonio hospitalario atendido por dos médicos, los doctores Ricardo Gutiérrez y Rafael Herrera Vegas, y la asistencia del practicante José María Ramos Mejía; todos lo hacían en forma gratuita.
Tras un breve funcionamiento, el hospital se traslada a la calle Arenales 1442 y el lugar se transforma en la biblioteca "Bartolomé Mitre". En el año 1916, con la grave crisis de vivienda, se convierte en uno de los tantos conventillos de la zona.
Por mucho tiempo aquel vetusto edificio, entre olvidos y soledades, guardó la memoria y los secretos de su pasado y de sus antiguos habitantes, y en una pared externa del mismo, apenas desdibujada por el paso de los años, podía leerse "Conde de Buenos Aires", tal vez un testimonio de los pocos que delatan al lugar como residencia de Santiago de Liniers.
Hacia la esquina de Liniers se alzaba un mirador que perduró un tiempo más, y se lo conocía como Mirador de Lange o Mirador de Liniers.
Vicente Osvaldo Cutolo ubica esta quinta como continuación de otra de mayores dimensiones conocida como Quinta de Liniers, que se extendía hasta la calle Venezuela al Sur y Boedo al Oeste, donde el Virrey Santiago y su hermano el Conde Santiago Luis Enrique instalan una fábrica de pastillas elaboradas con carne cocida moldeada y enfriada (algo similar a los actuales calditos). En realidad los hermanos Liniers nunca fueron propietarios de ninguna de las dos quintas, sino que las arrendaron para explotar el negocio, que por otra parte fue un total fracaso económico.
Fue loteada y dividida por el pasaje que hacia 1904 tomará el nombre de Lucero, en homenaje al Coronel José Cecilio Lucero, que combatió con San Martín en las batallas libertadoras.
Un sector del barrio con mucha historia. Durante muchos años el predio permaneció abandonado y los vecinos reclamaron una plaza, pero finalmente en 1998 se trasmutará en un complejo edilicio con un parque privado y cerrado.

Autor: Miguel E. Germino.
Publicado en el Periódico Primera Página - Marzo de 2000.


En el mismo predio actualmente existen dos modernas torres con jardines y pileta de natación.
Foto Info-Almagro 2002