Una enorme pérdida

El lunes pasado falleció Mónica Carranza, la fundadora del comedor "Los Carasucias", tenía 63 años y sufría de un cáncer. La ciudad perdió a una gran mujer, que dedicó muchos años de su vida para ayudar a los niños más necesitados en el barrio de Mataderos.

Uno de sus hijos, Roberto, destacó que su madre nunca dejó de luchar "Incluso sentía que iba a superar esta enfermedad. Era una mujer con mucha fuerza" y declaró ante los medios de prensa que "Antes de morir, me tomó de las manos y me pidió que continuáramos con la obra. Esperamos poder tener fuerzas para hacerlo".

El comedor “Los Carasucias” tiene sus orígenes a comienzos de los años 90, cuando Mónica le dio a dos chicos unos sandwichitos. Ese fue el puntapié inicial para que día tras día aumentara la cantidad de niños que se acercaban al lugar para recibir alimentos.

Esos chicos nunca supieron que la misma mujer que les cocinaba, por las noches confeccionaba las flores que de día vendía o canjeaba por alimentos para sorprenderlos no solo con un plato de comida, sino con una sonrisa que reflejaba esperanza, con una palabra que los entendía y comprendía tal vez como nadie.

Cuando se supo que una mujer daba de comer a los niños del barrio, la noticia se difundió y eso permitió que mucha gente se acercara a colaborar donando alimentos, pero como contrapartida, la cantidad de comensales era cada vez mayor.

Entonces, Mónica decidió darles de comer en una plaza cercana, hasta que un día, como para no dejarse vencer hipotecó su casa y alquiló un galpón enorme donde hasta hoy comen las 2.500 familias, aparte de refuerzos alimentarios a más de 1.500 chicos desnutridos y enfermos de Sida, diabéticos, tuberculosis y otras enfermedades.

Como si eso fuera poco, la fundación civil, creada en 1996, desarrolla gran cantidad de actividades: talleres de capacitación laboral, fábricas que además de abastecer las necesidades propias de los hogares reinsertan laboralmente a pibes de la calle, campo de deportes, granja laboral, talleres de expresión, centro de documentación, bolsa de trabajo, revisación y atención médica, atención psicológica y ginecológica, seguimiento del embarazo y alimentación especial a niños desnutridos, entrega gratuita de medicamentos a personas carenciadas de Capital Federal y del gran Buenos Aires, sin dejar de atender casos del Interior del País. Como podrán apreciar, una humilde mujer pudo hacer muchas más cosas que un rico Estado no hizo.

Mónica Carranza nació en Parque Patricios y vivió junto a sus once hermanos hasta que cumplió los nueve años. Al morir su padre, los hermanos fueron separados e internados en distintos institutos. Mónica escapó y vivió en la calle, donde conoció el hambre y su vida no fue nada fácil.

La propia Mónica decía: "Alguna vez fui una piba de la calle. Revolvía la basura para comer, dormía donde podía. Me violaron, conocí el miedo, pero también conocí un medicamento universal que fue mi salvación... conocí el amor, esa magia maravillosa de dar, compartir, entregar, sentirse querido y al mismo tiempo aprender a querer. Esta es la salvación de miles de pibes que sufrieron lo mismo que yo sufrí, pero tengo fe. Nunca voy a abandonar la lucha por los derechos que tenemos..."

Ya casada, decidió fundar en su propia casa un comedor comunitario al que bautizó "Los Carasucias". El comedor recibió el nombre de quienes fueron el motivo del trabajo y el compromiso solidario de Carranza: los chicos pobres, "carasucias", una tarea por la que en 1997 fue reconocida como Mujer del Año.

Mónica expresaba: "El Hambre en este lugar es el protagonista, pero hambre no sólo de comida. Hambre de colegio, de crecer, de una familia, de padres, de una caricia... hambre de amor. Todo esto, más la impotencia de ver miradas que no ven, oídos que no oyen, hombres que no responden".

Carranza destacaba "Una noche de octubre de 1997 tuve una hemorragia cerebral, con dos operaciones muy difíciles, que sólo con la ayuda de Dios pude superar. Creo que el amor que siento por mis "Carasucias", es más grande que mi dolor. Nunca fui al colegio, no pertenezco a ninguna religión, a ninguna ideología política, soy "Diosista"... yo le hablo y él me escucha. Todo lo que tengo es fe, creo en Dios y en el Amor..."

Esta mujer increíble, que siempre recordaremos, falleció a los 63 años, luego de luchar durante cuatro meses contra un cáncer de útero que logró vencerla.

Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Flores.

www.info-almagro.com.ar (04/01/10) - (Extensión 4455 caracteres)
Fuente consultada: loscarasucias.org.ar - Agencia Telam