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Las Violetas hoy cumple 126 años
Con la primavera de 1884 llegó a nuestro barrio una confitería emblemática, visitada por destacadas personalidades de distintas épocas. En 1998 cerró sus puertas, pero afortunadamente tres años más tarde reabrió con todo el esplendor de la Belle Epoque.
Con la llegada de la primavera de 1984, abrió sus puertas la confitería más linda de Buenos Aires, para su inauguración hasta el ministro Carlos Pellegrini, futuro presidente de la Nación, se hizo presente, transportado por un tranvía especial acompañado por muchos de sus distinguidos amigos.
El actual edificio se construyó en la década del 20, con sus arañas doradas, vidrieras y puertas de vidrios curvos, sus vitrales franceses y sus pisos de mármol italiano. Los vitrales restaurados fueron concebidos para adornar y alegrar el ambiente grato de un café de aquellos tiempos, donde la gente iba a pasar momentos de esparcimiento en un ámbito selecto.
En 1998 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires lo declaró “Lugar histórico de la Ciudad”, pero ello no impidió que tuviera que bajar sus persianas y permanecer cerrado durante tres años. El 30 de junio de 1998 “Las Violetas” apareció cerrada con el "pretexto" de un balance. Ese mismo día, los trabajadores recibieron un telegrama de despido que justifica la cesación definitiva de actividades en el local, "ante graves dificultades financieras constitutivas de fuerza mayor".
En el barrio se generó un gran desconcierto, nadie entendía lo que ocurría, ¿cómo un ícono de Almagro podía desaparecer de un día para otro? Cuando los vecinos nos enteramos de lo que realmente ocurría, nos reuníamos en su vereda por las tardes y se llegó a juntar 13000 firmas para evitar su desaparición. Almagro ya no sería lo mismo sin Las Violetas.
Pasaron más de dos años, con la resistencia de los vecinos a que desapareciera es lugar emblemático del barrio, hasta que a principios de 2001 el Gobierno de la Ciudad declaró al edificio Monumento Histórico. Al poco tiempo nos enteramos que un grupo de empresarios gastronómicos había alquilado el local y emprendería trabajos de remodelación con vistas a una pronta reapertura.
Las obras de restauración llevaron seis meses: durante ese tiempo trabajaron para dejar la boisserie, los vitrales, el cielo raso estucado y las suntuosas arañas de caireles de cristal, tal como fueron pensados en 1884, el año de su inauguración. También se realizó una limpieza de los vitrales, en el caso de los vidrios rajados no fueron reemplazados, sino pegados y a las arañas se las sometió a un proceso de pulido laqueado y reposición de piezas dañadas.
Hasta que el 19 de julio de 2001 reabrió sus puertas, con el esplendor de la Belle Epoque, fue algo maravilloso, había colas de hasta una cuadra para poder ingresar a tomar algo.
Siempre recuerdo que al día siguiente, con motivo del día del amigo, me encontré con el querido colega "Pedrito" De Simone para compartir un café y celebrar por nuestra amistad y poder sentarnos nuevamente en una mesa de Las Violetas.
También recuerdo esa fiesta que varios vecinos del barrio pudimos compartir con importantes personalidades de distintos ámbitos, al cumplirse los 120 años de la inauguración de la confitería.
Por sus mesas pasaron, Carlos Gardel, Ignacio Corsini, Alfonsina Storni, Roberto Arlt, Carlos Pellegrini, Irineo Leguizamo, Pascual Contursi, Ariel Ramírez, Félix Luna, entre otros. También se filmaron escenas de importantes películas del cine nacional.
Hoy ese emblema de Almagro cumple 126 años y nos llena de alegría saber que está allí, como en los mejores tiempos, poder tomar un café y maravillarnos observando esos vitrales, arañas, capiteles, un verdadero lujo que los almagrenses tenemos, allí no más, a la vuelta de la esquina.
Mi amiga Ana María Torres, la poeta de los bares porteños, le escribió estas estrofas:
Barrio de Almagro,
tu lírico ángulo
de Rivadavia y Medrano
ofrece al soñador porteño
más de cien años de dulces recuerdos.
Confitería "Las Violetas"
reducto al que acudieron,
allá por mil novecientos,
con ademán exquisito
las damas, con galanura,
apuestos caballeros.
Cuántos romances discretos
como mudos testigos vivieron,
tus grandes columnas,
tus bajo relieves artísticos,
tus moldurados techos.
Más de una vez
tus vitraux ofrecieron,
un ramo de violetas
para las manos tibias,
de alguna novia discreta.
Mientras escribo, el sol
penetra los coloridos cristales,
rosas empurpuradas caen sobre
mi espalda, que ya lleva una dulce
carga, la de ser poeta vana.
Y para el final dejé algo muy importante para mí, allí conocí a quien hoy es mi querida esposa y compañera de la vida.
www.info-almagro.com.ar (21/09/10) - (Extensión 4663 caracteres)
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