El "Corredor Negro" de Almagro

Está allí, donde debió estar el prometido "Corredor verde del oeste", cortando el barrio en dos, ocasionando caos de tránsito y siendo terreno propicio para los ladrones. Alejo, un vecino, nos cuenta cómo fue asaltado y lo indefenso que se sintió ante esa circunstancia.

Los puentes que pasan sobre las vías del ferrocarril Sarmiento y comunican la parte sur con la norte del barrio de Almagro, es decir todas la calles transversales que nacen en la avenida Rivadavia hacia el norte, son verdaderas trampas para los peatones que por allí transitan y terreno propicio para los delincuentes que pueden desarrollar su "trabajo" con total comodidad e impunidad.

Alejo, que por razones de seguridad prefiere mantener su apellido en reserva, es un joven de 23 años, estudiante de ingeniería y músico. Desde que nació vive a dos cuadras de Rivadavia y Mario Bravo.

El lunes 16 de abril a las 22.45 Alejo volvía solo, luego de ensayar con su grupo, caminado por la calle Mario Bravo, al llegar a la mitad del puente que se encuentra sobre las vías del ferrocarril "apareció un tipo que venía corriendo y me tomó del cuello", él mide 1.75 M. aproximadamente y dice que el agresor era de la misma estatura pero mucho más robusto, cara como de boliviano y vestía un buzo rojo.

Continúa su relato: "me apretó el cuello y dijo ´Dame todo lo que tengas´, mientras tanto se acercaban otros dos. Yo en una mano llevaba mi guitarra y en la otra la mochila, no podía defenderme, pero no soltaba nada. Empecé a gritar, porque a pocos metros hay una estación de servicio donde paran muchos taxis y autos particulares, pero no se acercó nadie".

Decepcionado al ver que ante su pedido de auxilio nadie intervino, solo le quedaba resistir como pudiera. Nos dice que "al segundo no lo vi porque estaba detrás mío y el tercero que llegó era un flaco, alto, con campera deportiva blanca, gorra, aspecto de villero, metía su mano en la campera y me amenazaba diciendo que tenía ´un fierro´. Ahí entre los tres, uno me agarraba, el otro manoteaba la guitarra y el boliviano me tanteaba los bolsillos. Cuando este último me quitó el celular me pegó una trompada en la nariz y me tiraron al piso. Una vez en el suelo empezaron a pegarme patadas y después se fueron caminando como si nada hubiera pasado, para el lado de la estación de servicio de la esquina de Mario Bravo y Bartolomé Mitre".

"Caminé por Mario Bravo-Sarmiento-hasta Gallo entre Sarmiento y Perón, y no me crucé ni un solo policía (ni siquiera en Sarmiento y Mario Bravo, que a veces hay). Para el otro lado el policía más cercano es el que charla con el patovica de Acatraz".

Finalizó su relato diciendo "En la esquina de Bartolomé Mitre y Bulnes, a la noche siempre paran esos camiones llenos de cartoneros, tal vez sean de ahí, pero no sé".

Alejo lucía la nariz muy golpeada, pero agradecía "dentro de todo la saqué barata, me robaron el celular y el dinero, pero salvé la guitarra y los documentos".

Es increíble que a esta altura de los acontecimientos debamos "estar agradecidos" de que nos hayan sustraído lo menos posible o que solo nos hayan golpeado y dejado llenos de moretones y no nos hayan matado. ¿En qué país vivimos? ¿Estamos en Buenos Aires o en la Chicago de Al Capone? Señores gobernantes, por favor pónganse las pilas y piensen un poco más en los ciudadanos, nos sentimos desprotegidos e indefensos.

www.info-almagro.com.ar (29/04/07)