“¡Eramos tan pobres!”Paren un poco muchachos!!! somos concientes que estamos atravesando por una crisis profunda, pero eso no justifica que destruyan todo el patrimonio artístico de nuestra ciudad. Esta vez le tocó al monumento que recuerda a Alberto Olmedo.Hace unos meses un señor con poco sentido de lo que significa el arte y los símbolos que embellecen nuestra ciudad serruchó la mano a una de las figuras que forman parte del "Monumento a la Carta Magna y las cuatro regiones argentinas", más conocido como el "Monumento a los españoles" y cuando lo detuvo la policía dijo que lo había hecho para regalársela a Migliore, el por entonces arquero de Boca Juniors, en alusión a un gol en el cual tuvo una intervención poco afortunada. Realmente la estupidez humana no tiene límites. Otros en cambio, destruyen el patrimonio para lucrar, como los que roban cuanta placa de bronce hay delante de sus ojos para venderlas por unas monedas, sin importar el valor simbólico e histórico que las mismas poseen. Esta semana esos delincuentes dieron cuenta del monumento al actor cómico Alberto Olmedo, que estaba emplazado en la Avenida Corrientes, a pocos metros de Callao. Es increíble que algo así haya ocurrido en ese lugar. En ese monolito estaban talladas las manos abiertas de Olmedo y otras placas de bronce en las que vecinos y distintas agrupaciones le dedicaban frases en su memoria. Por ejemplo, en una de ellas dice:
¿Qué quiero que quede de mí?
Alberto Olmedo En un comunicado la Asociación Argentina de Actores expresaba: "Allí, donde cerraron un teatro (allí, donde otro “Negro”, Sammaritano, nos reunía para ver las maravillas de Cine Núcleo), allí donde se yergue un negocio, se homenajeó al epítome de la atorrantía, al travieso por excelencia, al “alter–ego” del porteño mayúsculo; distinción –ésta– que se obtiene (y de pleno derecho) aunque el galardonado haya nacido en Tolouse, en Montevideo, en Añatuya, en Barcelona o en Rosario (como él y como Fontanarrosa)" y continúa diciendo "Para nosotros, las manos del Negro Olmedo, son las que se posaban en las caderas de la Salomón, en las de la Brodsky, las que intentaban escabullirse ente los bordados de las medias de la Traverso. De todos modos, si se las chorearon, devuélvanlas muchachos; y por sobre todas las cosas… (ustedes no, que no son quienes nos afanaron) devuélvannos los teatros de la calle Corrientes; también esos tan suntuosos y prestigiosos. Esos, en los que él no actuó". Lo que está ocurriendo en Buenos Aires es espantoso, no puede haber tanta impunidad para esos personajes siniestros que destruyen cuanto encuentran a su paso, con distintos fines, pero lo concreto es que provocan daños irreparables al patrimonio de la ciudad.
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