Aumentaron las víctimas de la pirotecnia
Como todos los años para esta fecha, llega el triste informe de la cantidad de heridos por causa de la pirotecnia, para la Navidad fueron más de 100 personas las atendidas en los hospitales porteños.En 2008 para esta fecha fueron atendidas 72 personas en los hospitales de la ciudad, pero lamentablemente este año la cifra superó ampliamente el último registro.
Como es habitual, las instituciones más requeridas fueron los hospitales oftalmológicos Santa Lucía y Lagleyze, y también el Instituto del Quemado.
Voceros del Hospital Santa Lucía informaron a la agencia DyN que en las 24 horas de guardia asistieron a 31 pacientes, 27 de los cuales fueron ambulatorios, mientras que a los otros cuatro hubo que practicarle intervenciones quirúrgicas.
De los pacientes detallados en el párrafo anterior, 24 sufrieron quemaduras oculares por el mal uso de artículos de pirotecnia, 3 por descorche, un herido de bala y los tres restantes con lesiones diversas.
En lo que respecta a los cuatro pacientes operados, las causas fueron diversas: uno por mordedura de perro, otro por explosión de pirotecnia; el tercero, por un fuerte golpe de puño sufrido durante una pelea callejera y el último por un botellazo.
Según los registros de la guardia del Hospital Lagleyze, entre las 0 horas y las 7 de la mañana fueron atendidos 48 pacientes, 8 de ellos presentaban heridas de gravedad.
Mientras que en el Hospital del Quemado fueron atendidas 33 personas, entre las que se encuentra un niño de 9 años que presentaba una grave herida en una pierna, provocada por el estallido de una bomba de estruendo.
Es una pena que cada año ocurra lo mismo, que la gente no tome conciencia del peligro que representa el mal manejo de la pirotecnia y fundamentalmente permita a los niños el uso de estos materiales.
La Navidad es para compartir en familia y con amigos la llegada de Jesús, hacer un brindis por tan importante acontecimiento y disfrutar de una cena en paz y armonía.
Recordamos las palabras del Cardenal Bergoglio durante su homilía: "No se dejen engañar por los ídolos que no nos pueden prometer absolutamente nada", ni por "luces que no son verdaderas, farolitos de artificio, o por grandes fuegos artificiales que iluminan un minuto y después se van". Propuso dejarse iluminar por "la luz mansa de Dios".
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