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Se acuerdan de la "Colimba"?

En los últimos días se cumplieron dos fechas que tuvieron mucho que ver con el Servicio Militar Obligatorio, instaurado en 1901 mediante la Ley 4031, impulsada por el Coronel Pablo Riccheri.

Pablo Riccheri nació en San Lorenzo, provincia de Santa Fe, el 8 de agosto de 1859 y falleció en Buenos Aires el 29 de julio de 1936. Sus restos descansan en un mausoleo del Cementerio de La Recoleta.

El 20 de setiembre de 1900 prestó el juramento de ley como Ministro de Guerra y con mano firme procedió a romper los moldes de una tradición vinculada a los orígenes mismos de la nacionalidad y con el pasado heroico de su ejército, para proceder a la modernización sistemática de éste.

La adquisición de Campo de Mayo dio a las fuerzas que servían en Buenos Aires y alrededores el campo de maniobra y adiestramiento que tanto necesitaba. Dicho campo lo adquirió en un millón de pesos, sobrante de su presupuesto de un año que manejó con estricta economía y reconocida habilidad.

Reorganizó y renovó el cuadro de oficiales, para lo cual se impuso la necesidad de hacer retirar muchos gloriosos soldados.

Creó las Escuelas de Mecánica, de Sanidad, de Aplicación de Clases, y de Caballería. También organizó brigadas mixtas y refundó el Glorioso Regimiento de Granaderos a Caballo.

A los pocos meses de aprobada la ley de organización del Ejército y servicio militar obligatorio Nº 4031, que lleva su nombre, sancionada el 6 de diciembre de 1901, el Ministro Riccheri podía presentar en Campo de Mayo un ejército de contextura moderna que asombró a cuantos presenciaron sus demostraciones. Ese día, el domingo 15 de mayo de 1904, el coronel Riccheri alcanzó su consagración. Sobre el propio campo de ejercicios, en el cual juraron la bandera los conscriptos de la clase de 1882, el presidente Roca, recogiendo las ovaciones de la multitud que victoreaba entusiasmada al organizador del Ejército, lo promovió prácticamente a General, y al efecto, al día siguiente elevó el mensaje respectivo al Senado, que fue despachado de inmediato.

Así es como empezó la historia de la célebre "colimba", que no es otra cosa que una sigla (CO) corre, (LIM) limpia, (BA) barre, que era lo que hacían los conscriptos en los últimos tiempos, ya que de instrucción militar recibíamos poco y nada. Nos hacían levantar muy temprano y luego de tomar el mate cocido, acompañado por un pedazo de pan, comenzaba la "fajina".

La mayor parte del tiempo nos tenían levantando los puchos o papelitos del piso, hacíamos algo de gimnasia, hasta que algún "cabito" recién salido de la escuela de suboficiales quería demostrar su autoridad haciéndonos correr, arrastrar por el piso, tirarnos "cuerpo a tierra" y denigrarnos como personas.

Aprendimos a "respetar la autoridad", a ser obedientes, ordenados, disciplinados y también nos enseñaron a limpiar un arma, aunque durante el año fuimos a practicar tiro solo dos veces.

Pertenezco a una de las últimas clases que cumplieron con el servicio a los 20 años, ya que después empezaron a ingresar a los 18. Lo que más nos llamó la atención fue al salir de baja, cuando veíamos a los nuevos reclutas como tiernas criaturas, cuando en realidad solo teníamos un año de diferencia, pero había sido un año duro y se notaba en la cara.

Nos tocó en una época complicada, cuando el país estaba convulsionado, a diario había atentados y nuestros padres vivían escuchando la radio para saber si sus hijos estaban a salvo y ni hablar de los días cuando nos veían llegar de franco.

Si vamos a conocer la opinión de la gente de aquella época, algunos decían que a sus hijos "les vino bien, para que sepan lo que es bueno", otros quedaban admirados cómo "los militares habían logrado en pocos meses lo que ellos no pudieron en 20 años", mientras que los que estaban cursando una carrera universitaria debían interrumpir sus estudios o bancarse hacer la colimba a los 26 años un tanto fuera de sintonía con los pibes de 20. Otros perjudicados eran los que tenían un trabajo, ya que algunas empresas lo conservaban pero sin goce de haberes y otras directamente dejaban de tenerlos en cuenta, de acuerdo a las necesidades de cada rubro.

En mi opinión personal, pienso que no está de más tener una preparación militar, pero que debería durar a lo sumo cuatro meses, con una buena preparación física y un conocimiento de manejo del armamento para saber usarlo en caso de algún conflicto bélico. Que no se repita lo ocurrido en Malvinas.

También hoy, como padre, y hablando con mis pares coincidimos en que a muchos jóvenes de esta época les vendría muy bien estar unos meses en el cuartel, para bajarles el copete.

La historia comenzó en 1901 y terminó mediante un decreto firmado por el entonces Presidente de la Nación Argentina, Carlos Saúl Menem, el 31 de agosto de 1994 y la implementación de un sistema de voluntariado rentado.

Se llegó a esta decisión debido al recordado "caso Carrasco", cuando un conscripto de ese apellido apareció muerto en un cuartel de la localidad de Zapala.

Omar Carrasco fue incorporado el 3 de marzo de 1994 al Grupo de Artillería 161 del Ejército Argentino y tres días después fue reportado como desaparecido, y considerado desertor. Cuando sus padres lo fueron a visitar en su primer franco interno y se les comunicó el hecho.

Sus padres desconfiaron de la versión oficial pues conocían el carácter de Omar, quien sería relativamente sumiso: jamás haría eso. Sin embargo, ninguna instancia militar les dio respuestas.

La justicia Federal de Zapala demoraba la investigación, esto provocó que la opinión pública comenzara a movilizarse y ejercer presión. Un mes después fue encontrado el cuerpo sin vida de Omar Carrasco, en el fondo del cuartel.

Una semana después de la aparición del cadáver, en los círculos políticos ya se hablaba de la derogación del Servicio Militar Obligatorio y tiempo después fue suspendido.

De la "colimba" me quedó el recuerdo de haber vivido un hecho histórico, la compañía de la que formaba parte tuvo a su cargo la guardia de honor en el fallecimiento del presidente Juan Domingo Perón, y también un grupo de amigos que nos seguimos reuniendo todos los años, hace más de treinta y cinco.

Hoy en el lugar donde estuvo el cuartel de la Compañía de Comunicaciones 10, en la avenida Intendente Bullrich y Cerviño, barrio de Palermo, hay una sucursal del supermercado Jumbo y Easy. Sin duda, Buenos Aires ha cambiado.

Luis Leoz www.info-almagro.com.ar (15/08/11) - (Extensión 6391 caracteres)
Fuentes consultadas: Revisionistas.com – wikipedia.com