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Se hace camino al andar

Hoy se cumplen 58 años del día en que un cable trajo la noticia desde Europa: “En una clínica londinense, víctima de una afección renal, murió Aimé Tschiffely”. Se trata del suizo que con dos caballos criollos realizó la travesía Buenos Aires-Nueva York.

Por nuestra ciudad han pasado hombres que cumplieron hazañas increíbles, Vito Dumas, el navegante solitario; Guillermo Larregui, el vasco de la carretilla; la llegada del Plus Ultra, por citar algunos, y no podemos olvidarnos del suizo Aimé Tschiffely que cumplió aquel increíble raid uniendo Buenos Aires con Nueva York, recorriendo a caballo 21.500 kilómetros, con los recordados Gato y Mancha, protagonizando una hazaña no superada hasta el presente.

Nacido en Berna el 7 de mayo de 1895. Después de haber concluido su educación en Suiza, su país de origen, estuvo en Inglaterra y luego viajó a la Argentina, donde por espacio de nueve años enseñó idiomas en el Saint George’s College, de Quilmes, provincia de Buenos Aires.

Después de varias tentativas frustradas, se dirigió una tarde a la redacción del diario “La Nación”, en nuestra ciudad, solicitando una entrevista con el doctor Osvaldo Peró, por entonces “técnico, periodista, escultor y sobre todo muy gaucho”, como él mismo lo definió años más tarde.

Por intermedio del doctor Peró, conoció en seguida al doctor Emilio Solanet, amigo y colega de aquél, dueño de la estancia “El Cardal”, cerca de Ayacucho, en la provincia de Buenos Aires.

Tschiffely reconocía en el doctor Solanet a una verdadera autoridad en materia equina. Había seguido toda su actuación en defensa del caballo, recordando que en una charla pronunciada en la Facultad de Agronomía y Veterinaria, los méritos del “criollo” habían sido largamente ponderados por él.

Solanet le ofreció dos ejemplares reconocidos como muy “buenos y voluntariosos”: Mancha, que por entonces contaba dieciséis años, y Gato, que tenía quince. Los dos animales habían pertenecido a un jefe indio llamado Liempichum.

En la lluviosa mañana del 25 de abril de 1925, Aimé Félix Tschiffely dejó su alojamiento en un hotel céntrico ubicado en la calle Reconquista, llamado “Universelle”, y en compañía de su perro de policía belga se dirigió hacia la Sociedad Rural en busca de sus dos “amigos”. El perro no gozó de la simpatía de los caballos, en especial con la de Mancha, quien en el primer día de marcha, le obsequió tan brutal coz en una cadera, que lo obligó a quedarse en Buenos Aires.

Tres años más tarde, después de haber cruzado desiertos, montañas, selvas, ríos, soportando temperaturas altísimas en la zona del Ecuador y bajo cero en la cordillera, Tschiffely llegó a Estados Unidos.

En sus ejemplares del jueves 30 de agosto de 1928, el diario “Crítica” titulaba: “Mancha y Gato han terminado su viaje”, en esa misma edición, pudo leerse: “Tschiffely dijo al llegar, una sentencia que fue definitiva: Sólo el caballo criollo podía resistir esta prueba”.

Sin dudas, esta historia merece un capítulo aparte, pero hoy queremos brindar nuestro homenaje recordando a este héroe, tal vez no muy conocido, que sin ningún tipo de ayuda pudo lograr semejante proeza.

Como dije al principio, nuestra ciudad vio pasar personajes capaces de lograr hazañas increíbles, que hasta el día de hoy, han pasado más de ochenta años, no ha sido igualada, este fue solo uno de ellos.

www.info-almagro.com.ar 05/01/12 - (Extensión 3354 caracteres)
Fuentes consultadas: revisionistas.com y Todo es Historia