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"Atenti con el fueye"

Como es de dominio público la delincuencia va en aumento, hoy en día te roban hasta la ilusión y no podían estar ajenos los bandoneones, ese instrumento tan ligado a nuestra música ciudadana, que sin embargo es de orígen alemán.

En 2008 se sancionó la Ley de Protección del Bandoneón, que aún no se reglamentó. Al respecto Oscar Fischer, destacado luthier, nos comentó “Si los músicos de elite hubieran apoyado la ley y el registro de instrumentos, lo de los robos se podría controlar un poco. Pero se les terminaba el negocio”, destacó que “En los 80 y los 90 los músicos viajaban a Europa sabiendo del auge del bandoneón. Iban y armaban una feria en el hall del hotel y vendían todo” desde entonces está preocupado por la extinción del bandoneón y sugirió que la difusión que tuvo la ley hizo que los delincuentes se hayan enterado de lo rentable que podía ser robar uno de esos instrumentos.

Su trabajo de luthier es muy reconocido por los más importantes bandoneonistas argentinos y del exterior, pero su inquietud va más allá de la restauración y afinación de bandoneones, y desde hace un tiempo, su objetivo es tratar de que se tome conciencia y no se vendan bandoneones al exterior.

También da cursos de luthería, porque como él dice: "yo estuve de los dos lados del mostrador. Como músico, tardé tres años y medio en comprarme un bandoneón y como el tango es tan importante en el mundo, muchos músicos quieren comprar su doble A (Alfred Arnold), paradigma de los bandoneones en Argentina, que es donde mejor están y donde mayor cantidad han venido. Eso hace que quien tiene acá un bandoneón, esté esperando al turista extranjero, que es quien puede pagar entre 3 y 5 mil euros y vendérselo; algo casi imposible para el bolsillo de un argentino y sobre todo para un pibe que quiere tener su instrumento para comenzar a tocar".

Fisher enfatiza "Por eso presenté el proyecto en la Legislatura para que el bandoneón sea declarado Patrimonio Cultural de la Nación y reglamentar mediante normas claras la exportación de los bandoneones existentes en todo el territorio nacional".

El problema de venderlos radica en que es un instrumento en extinción, hay muy pocos y menos aún de los que suenan bien. Hubo muchas fábricas en Alemania, de donde es originario, pero todas cerraron.

Fischer nos cuenta que a un particular que se dedicaba a la compraventa le robaron de su casa más de 10 bandoneones. Fue entonces cuando le propuso a sus casi 500 clientes instalar GPS en los instrumentos, el resultado: "no junté diez que estuvieran dispuestos a gastar los 600 pesos de instalación".

Norberto Vogel es un bandoneonista que trabaja en las tanguerías porteñas y además da clases particulares. En una nota realizada por el matutino Clarín cuenta que en noviembre pasado, un hombre lo contactó para que le enseñara a tocar a su sobrino. Tres personas llegaron a su casa de Villa Urquiza: primero entró el mayor, de 65 años, quien lo había llamado, diciendo que sus sobrinos estaban estacionando. Se fue y llegaron los alumnos, ambos de 25 años. Todos vestían de traje. Después de la hora de clase sacaron un arma y un cuchillo. “Vinieron por los cuatro bandoneones. No me pidieron la billetera, ni electrodomésticos, nada. Hace un mes un colega sufrió un robo igual en su casa de Almagro. Era la misma banda, con el mismo cuento del sobrino”.

En los últimos días de Junio el destacado músico Néstor Marconi también fue víctima del robo del instrumento con el cual se gana la vida y destacó "los bandoneones comenzaron a ser objeto de deseo. Porque están a precio dólar, porque son requeridos por los turistas y porque son costosos y difíciles de conseguir".

Así que muchachos, "atenti con el fueye" que los chorros están al acecho y en cualquier momento te despluman y se van con la música a otra parte.

www.info-almagro.com.ar (31/07/12) - (Extensión 3815 caracteres)