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“Se me cae la cara de vergüenza"

Dijo el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, al referirse al buque Santísima Trinidad que se hundió mientras estaba amarrado en la Base Naval de Puerto Belgrano. La nave era considerada histórica por su destacada participación en la guerra de Malvinas.

Uno de los buques emblemáticos de la Armada Argentina sorpresivamente se hundió, estando amarrado en la base naval de Puerto Belgrano.

“Como ministro de Defensa, cuando la Presidenta me pregunte, se me va a caer la cara de vergüenza, sinceramente, de decirle que se hundió un buque amarrado en el puerto”. En declaraciones radiales Puricelli reconoció que “si hay una responsabilidad” sobre lo sucedido es “del “Ministerio de Defensa”, pero insistió con la teoría de que el Santísima Trinidad haya sido víctima de un boicot impulsado por sectores no identificados de la Armada: “No es un problema presupuestario. Este es un problema de negligencia o es un sabotaje”.

Puricelli explicó: “Nosotros no descartamos bajo ningún aspecto la posibilidad de un sabotaje. Es raro que un buque de esa envergadura, fabricado para la guerra y estando amarrado a puerto, se pueda hundir en cuestión de horas y sin una razón aparente”. Y agregó que alguien pudo “abrir la válvula para producir un naufragio”. Aunque no aportó pruebas concretas.

Según declaró el funcionario: "la tripulación que cuidaba el buque era mínima, porque solo debía garantizar la flotabilidad y que nadie entre a sacar algo”.

Hoy, en una carta dirigida al jefe de la Armada, almirante Daniel Alberto Enrique Martín, el ministro Arturo Puricelli dispuso la separación de cargos del jefe de mantenimiento y arsenales, contraalmirante Alberto García Grigioni, y la del jefe del grupo de desafectación del ex destructor Santísima Trinidad, Capitán de Navío Marino Lorenzo Veccia, con el "objetivo de favorecer el curso de la investigación que se encuentra en desarrollo y garantizar la transparencia y objetividad de lo actuado".

En el documento, Puricelli también ordenó "garantizar la absoluta restricción de tránsito y acceso al sector donde se encuentra el buque, abarcando tanto al personal civil como militar ajeno a la investigación".

Es una pena porque se trataba de una nave histórica debido a su rol en la recuperación de las Islas Malvinas. El 28 de marzo de 1982, a las 10:57, el destructor ARA Santísima Trinidad (D-2) zarpó como buque insignia del comandante de la Fuerza de Tareas 40, embarcando a su comandante y al comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, general de división Osvaldo García.

Al día siguiente, la FT.40 inició el desplazamiento hacia su objetivo, navegando a 14 nudos, en formación circular, protegiendo a la nave más valiosa del conjunto, el buque de desembarco de tanques ARA Cabo de San Antonio (Q-42), que llevaba las tropas y medios para el desembarco.

Mar afuera, se les unió el rompehielos ARA Almirante Irizar, y comenzó la distribución de los planes y la cartografía necesarios por medio de helicópteros, mientras la FT.40 se destacaba en una posición al norte de las islas.

Sorprendidos por un fuerte temporal, el ARA Santísima Trinidad, debido a los golpes de mar, perdió parte de la carga de nafta que la Agrupación de Comandos Anfibios llevaba en tanques sobre su cubierta. Las pésimas condiciones del tiempo produjeron un sensible atraso en el derrotero de la Fuerza Anfibia, lo que provocó que se cambiase el Día "D" para el 2 de abril.

El Destructor Misilístico ARA Santísima Trinidad (D-2) fue una nave de la Clase Tipo 42, se comenzó a construir el 11 de octubre de 1973 y fue botado el 9 de noviembre de 1974.

El Santísima Trinidad fue gemelo del ARA Hércules, que sigue operativo, y ahora servía de proveedor de repuestos ya que en 1989 se decidió ese destino debido al embargo británico sobre este tipo de armamentos.

Ambos buques fueron concebidos como fragatas y mientras el Hércules se construyó en Inglaterra, el Santísima Trinidad fue armado en los astilleros de Río Santiago.

El Santísima Trinidad salió a navegar oficialmente en 1981, ya que una bomba puesta por Montoneros en un muelle lo hundió parcialmente en 1975, mientras se encontraba en los astilleros de Rio Santiago, el montonero Máximo Nicoletti, un experto buzo nacido en Puerto Madryn, le había colocado cargas explosivas que lo hicieron explotar y le provocó serios daños.

Desde el año 2004, cuando se le dio de baja, se encontraba amarrado en uno de los muelles del asentamiento militar, en una zona de bajo calado, con apenas 5 metros de profundidad. Es por eso que, luego de sufrir una avería en una de las tuberías del sector de máquinas, se hundió sobre uno de sus lados quedando recostado sobre el fondo del mar.

El diputado nacional Gustavo Ferrari se refirió al hundimiento del Santísima Trinidad y lo calificó como “un hecho vergonzoso y contradictorio por parte del Gobierno, que monta una fiesta para celebrar la repatriación de la Fragata Libertad mientras que deja hundir a otro buque histórico”.

Por su parte, Fernando “Pino” Solanas, diputado del Proyecto Sur, reclamó al Ministro de Defensa Arturo Puricelli que si el hundimiento del Santísima Trinidad fue “un sabotaje”, como el funcionario denunció, “debería pasar a cuchillo a todos los mandos de la fuerza”. El destacado cineasta enfatizó “Debería caérsele la cara de vergüenza porque somos el hazmerreír de todo el mundo porque se nos hunde la marina de guerra en nuestro principal puerto”.

Mientras que el diputado Federico Pinedo recordó que el kirchnerismo rechazó un proyecto suyo para convertir el “Santísima Trinidad” en un museo flotante sobre la guerra de Malvinas.

Mas allá de que estemos o no de acuerdo con la guerra, a mi juicio innecesaria, o que le gusten o no, los uniformes, debemos recordar que muchos soldados dieron su vida defendiendo nuestra bandera y que por respeto a ellos y sus familias no podemos ignorar que se acaba de hundir parte de nuestra historia, por desidia, por negligencia o como quiera llamarle.

Lo rescatable: Hay un ministro que siente vergüenza.

www.info-almagro.com.ar 25/01/13 - (Extensión 6022 caracteres)