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Actos por la tragedia de Once
El viernes por la mañana se reunieron en la estación Once, familiares de las víctimas y gran cantidad de gente que se acercó a brindar su apoyo, por la noche lo hicieron en Plaza de Mayo. Duros discursos, silbidos y abucheos para funcionarios y empresarios relacionados al hecho.
El viernes 22 de febrero, al cumplirse un año de la terrible tragedia de la estación Once que provocó la muerte de 51 personas y más de 600 heridos, familiares de las víctimas, amigos, y gran cantidad de personas que se acercaron a brindar su apoyo, formaron parte del acto recordatorio en el andén 2.
Hubo discursos, un minuto de silencio, sonaron las sirenas a las 8,32, hora del accidente, y también se encendieron velas.
Durante el acto hablaron los actores Rubén Stella y Manuel Callau, los padres de Lucas Menghini y también Nora Cortiñas, Línea Fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, que asistió al acto y manifestó su desacuerdo con lo expresado el día anterior por la Presidenta diciendo: "Vine a traer la solidaridad de las Madres, que muy discretamente estuvimos acompañando. Yo también me siento víctima y los acompañamos. Tengo que decir que no estoy de acuerdo con las palabras de ayer de la Presidenta, lo lamento".
Por su parte, María Luján Rey y Paolo Menghini, padres de Lucas, muerto en la tragedia, expresaron:"La Presidenta se acordó de nosotros con un mensaje más hiriente que el propio silencio, con un abrazo solidario tardío. Nuestro dolor no es sólo un momento malo de la vida, como expresó en su discurso, sino producto de la inacción de su propio gobierno y de la corrupción amparada por Jaime, Schiavi, Sícaro, Luna, Ochoa, Romero y otros funcionarios de esta gestión".
Cada uno de los funcionarios nombrados, incluída la Presidenta, fueron silbados e insultados por los presentes.
Mientras se desarrollaba el acto llegó un tren a la plataforma de al lado y los pasajeros que bajaron del mismo improvisaron un fuerte aplauso, manifestando su apoyo a los familiares de las víctimas.
Por la tarde, a partir de las 19, se invitó a una concentración en Plaza de Mayo, que contó con una gran concurrencia, se estiman 20.000 personas, para manifestar su disconformidad por la actitud tomada por el Gobierno y pedir castigo a los responsables. Se pidió muy especialmente que no se politizara la marcha con banderías políticas ni sindicales.
El documento leído en Plaza de Mayo expresaba entre otras cosas:
Acá estamos, con el corazón destrozado, pero de pie, junto a todos ustedes, en esta Plaza que es de todos, a la que hoy llegamos con una consigna única, la de pedir justicia, producto de una masacre de inocentes cuyos rostros sobrevuelan
esta noche, guiándonos, y uniéndonos, rostros de personas hermosas, que hoy son almas eternas. Este acto no es una victoria, este acto nunca debió haber existido, porque la Tragedia de Once nunca debió haber pasado.
Nos merecíamos haber sido cuidados para no atravesar este dolor. Pero aún así, es un orgullo enorme que nos estén acompañando en este día. Aquí hay gente de todos los sectores que componen nuestro país. Hay trabajadores de todos los oficios, profesionales, intelectuales, políticos, sindicalistas, artistas de distintas disciplinas. Muchos de ustedes no coinciden en la mirada sobre el presente, el futuro o el pasado de esta tierra donde vivimos. Es lógico y hasta necesario que así sea. Pero pudieron entender nuestra consigna, y pudimos aunarnos en el pedido de Justicia, con ese lema como bandera que nos unifica. Y eso marca una vez más que siempre hay un lugar en donde encontrarse cuando la necesidad es de todos, y los resultados serán para todos. Este no es un acto politizado, es un hecho político, porque esa es la manera de definir a esta unión en la que las diferencias desaparecen, para expresar una necesidad básica para nuestro crecimiento como sociedad: la exigencia de juzgamiento para los responsables de la muerte de inocentes.
Vengan de donde vengan, y se llamen como se llamen, los asesinos son asesinos, los corruptos son corruptos, los cómplices son cómplices y por eso deben ser juzgados y condenados.
Los repudiamos, que nos miren, levantemos los carteles para que se vean en todo el país, abracémonos a la distancia con los miles de argentinos que con su foto piden lo mismo que nosotros. Y si a nuestras espaldas cierran los ojos para no vernos, entonces gritemos, que escuchen como nuestras voces se multiplican por todo el territorio nacional.
Junto con nuestro dolor, comenzó nuestra búsqueda de justicia. Desde ese día dijimos, y hoy mas que nunca decimos, que es en los Tribunales donde nuestro reclamo judicial debe ser escuchado. La bandera que encabeza nuestro pedido no es la bandera del rencor ni la venganza. Es la de todos los hombres y mujeres de bien de este país, la de la justicia, la verdad y la memoria, la de la lucha para las victimas que han dejado la vida en ese tren, descansen en paz.
Desde el día de la tragedia, cuando la gente se acercaba a solidarizarse, era común escuchar que “en este País nunca pasa nada”. Todos nosotros, este grupo unido, un poco por necesidad y otro poco por convicción, salimos a dar la batalla legal, sabiendo que enfrentábamos al poder económico y al poder político.
Ya nadie duda que la tragedia empezó a gestarse muchos años antes. Lo que pasó el 22 de febrero no fue un accidente ni la maniobra de un conductor imprudente, fue una tragedia previsible, producto de la situación desastrosa en la que funcionaba el servicio, producto de la ambición desmedida y del descontrol cómplice de los funcionarios, empresarios y sus socios sindicalistas. La tragedia de Once fue la consecuencia de la voluntad de enriquecerse sin importar las consecuencias.
Actuaron con desprecio por la vida, creyéndose impunes. Hoy luchamos para que esa impunidad se termine. La corrupción no solo se llevó la plata del pueblo, esta vez se llevó muchas vidas. La cara visible de la corrupción es la muerte y su cómplice es el silencio. Para ser más claros, los empresarios y funcionarios corruptos mataron a nuestros seres queridos.
Pero para que la Justicia sea “justa” debe dar respuesta rápida, y en Argentina eso casi nunca pasa. Por eso, y más allá de de las diferencias que tenemos y tendremos, es de destacar la celeridad que el Sr. Juez Instructor, la Sala II y todo el personal de la justicia le imprimieron al trámite judicial. A un año, vemos que esta vez, gracias a nuestra lucha y con el apoyo silencioso pero constante de la gran mayoría de nuestra gente, la “justicia” en su concepto más amplio, se acerca inexorable para condenar a los responsables.
Hoy, con la elevación a Juicio Oral, iniciamos una nueva etapa, pero con muchas certezas y con los hechos y responsabilidades probados mediante el irrefutable trabajo pericial. A partir de esta nueva instancia será el Tribunal Oral Nº1, el que tenga la responsabilidad de aplicar condenas justas y ejemplificadoras. A ellos les decimos que en estas familias tendrán el apoyo que necesitan para impartir Justicia. Pero también les decimos que estaremos esperando cada día que dicten una sentencia contundente e inflexible con el poder.
Pelearemos para que absolutamente todos los responsables empresariales, políticos y sindicales sean condenados con la máxima dureza. Lo haremos por nuestros muertos y heridos, por nosotros y nuestras familias, por sus amigos, compañeros y por cada usuario del Sarmiento. Y si del debate oral surgen las pruebas de que otros funcionarios, de mayor o menor rango actuaron con complicidad, nadie dude que seremos los primeros en iniciar una nueva lucha, para que todos, tengan el cargo que tengan y porten el apellido que porten, paguen por su responsabilidad.
www.info-almagro.com.ar (24/02/13) - (Extensión 7713 caracteres) Foto: Leandro Idoria
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