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Semana mundial de la lactancia

La semana mundial de la lactancia materna, instaurada oficialmente por OMS / UNICEF en 1992, es actualmente el movimiento social más extendido en defensa de la misma. Se celebra en más de 120 países, del 1° al 7 de agosto.

Hace algunas décadas, los bebés se alimentaban casi exclusivamente con leche materna hasta el primer año de vida. Con el correr del tiempo y considerando la necesidad de otros nutrientes, se fueron incorporando papillas y otros alimentos, pero el complemento de la leche siempre fue imprescindible por los importantes beneficios para la salud del niño.

La lactancia materna protege al bebe y a su madre de futuras enfermedades, por lo que debe realizarse por lo menos hasta los seis meses del recién nacido.

El primer alimento natural que recomiendan los médicos que debe tomar una persona al nacer es la leche materna, clave para no desarrollar enfermedades a futuro y así tener un mejor crecimiento. Con el simple acto de amamantar a un recién nacido, por lo menos hasta los seis meses, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef destacan durante la Semana Mundial de la Lactancia, que se podrían evitar hasta 1, 3 millones de muertes por año.

Según los datos del último estudio de Situación de la Lactancia Materna en Argentina de 2011, elaborado por la cartera sanitaria nacional, el 60% de los bebes de dos meses se alimenta con lecha materna exclusivamente, proporción que se reduce al 45% al cuarto mes y al 30% a los seis meses de edad.

La leche humana tiene más de 370 componentes específicos que inmunizan al bebe tanto de enfermedades inmediatas como futuras, aseguraron especialistas, quienes, junto al Ministerio de Salud de la Nación, promueven la lactancia exclusiva durante los primeros 6 meses y hasta los dos años complementándola con alimentos.

La leche materna fue desde siempre lo mejor para un bebé. En las primeras décadas del siglo XVIII, muchos recién nacidos eran abandonados, por distintas razones, en conventos y hospitales. En 1786 ya había 150 niños que crecían en el Hospital y Casa de Niños Expósitos y en aquellos tiempos se imprimió material de educación con consejos sobre la lactancia y crianza de los niños y se estableció un Reglamento general de funcionamiento. Fueron apareciendo los lactarios, lugares donde había madres que se ofrecían espontáneamente a alimentar con su leche a esos pequeños.

La historia del Lactario está muy ligada a la historia de Quinquela Martín, el pintor del barrio de La Boca, quien a mediados del siglo XX había donado un predio, ubicado en Pedro de Mendoza y Palos, para que se desarrollara un Centro de Salud para el barrio, pero por falta de presupuesto en la Ciudad y por existir en el barrio el Hospital Cosme Argerich, el Municipio de la Ciudad le rechazó la donación.

Más tarde, el Dr. Saúl Bettinoti, director de Lactarios de la Municipalidad lo entusiasmó para que done ese terreno para la construcción de un lactarium. Benito aceptó encantado, ya que recordaba los problemas de nutrición que había en Casa Expósitos, donde había transcurrido su infancia (cabe recordar que Quinquela había sido un niño abandonado allí, a pocas horas de nacer).

Debido a lo dicho anteriormente, se puso en marcha la construcción del cuarto Lactario de la Ciudad y el 4 de octubre de 1947 fue inaugurado el edificio. Allí Quinquela colocó en su fachada un mascarón de proa, que aun hoy se conserva. Actualmente funciona allí el Jardín Maternal “Benito Quinquela Martín”, una guardería para niños menores de 3 años, donde las madres que trabajan pueden dejar a sus hijos.

En la actualidad, algunas jóvenes mujeres, preocupadas por su estética y para que no se deterioren sus pechos, deciden no amamantar y no saben lo que se pierden. No hay mayor acto de amor y ternura que el de amamantar a un hijo, ese cruce de miradas entre la madre y su bebé, pero por sobre todas las cosas, saber que le estamos brindando una mejor calidad de vida y lo estamos protegiendo de posibles enfermedades.

www.info-almagro.com.ar (06/08/13) - (Extensión 3999 caracteres)