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Resurgen las calesitas

Hasta hace dos décadas, la calesita seguía vigente en las plazas, girando, dando la vuelta al mundo de fantasía e ilusiones de los pequeñitos, que como un premio muy preciado, se esforzaban por sacar la sortija y ganar un nuevo viaje. La sortija fue un invento argentino, desde 1930.

La modernidad dio paso a la tecnología y se fueron reemplazando los juegos que en otros tiempos se disfrutaban tanto, entonces, la calesita se transformó en cosa del pasado, una anciana más a la que no le dan bolilla y no se tiene en cuenta su experiencia en este tema de dar vueltas alrededor de ese mundo de fantasía, al compás de la música, penetrando en el alma de los niños y dibujándoles sonrisas. Ese viaje que terminaba al detenerse y los chicos bajando de los barquitos, autos y corceles para reencontrarse con papis y abuelos, fundiéndose en un abrazo y un beso y luego, regresar felices a casa.

La primera calesita giró donde ahora está la plaza Lavalle, frente al Teatro Colón. Había sido fabricada en Alemania y traída a nuestro país en 1867. Veinticinco años después comenzaron a fabricarse aquí y con el tiempo comenzaron a exportarse a Brasil, Perú, Uruguay, Paraguay y Chile.

Construir una podía llevar un mes de trabajo. Hubo una época en que todas las plazas tenían su calesita. Pero con el tiempo, muchas fueron desapareciendo: en su mayoría porque alquilaban y estaban en terrenos que se vendieron para construir edificios. Se dice que las calesitas llegaron a funcionar hasta con un hombre tocando un órgano, y un caballo caminando cuando sonaba la música, haciéndola girar.

Ahora, increíblemente, cuando parecía quedar en el olvido, se apiadaron de ella, piensan desempolvarla, vestirla de nuevos colores e invitarla a girar nuevamente para que imite ese vals que bailará con los niños que irán a visitarla.

Es una buena noticia saber que el área de Cultura del Gobierno de la ciudad cedió habilitaciones para instalar diez nuevas calesitas en plazas porteñas y regularizó la situación de las 34 existentes.

"El propósito es que las familias regresen a las plazas, que mejore el ambiente, que sea un lugar de encuentro", dijo Carlos Pometti, Secretario General de la Asociación de calesiteros, cuyo estatuto dice: "Promover, difundir y capacitar, mediante congresos, seminarios y publicaciones, la defensa de las calesitas como Patrimonio Cultural en el territorio Nacional".

Ya abrieron las del Parque Indoamericano (Lugano), plaza Noruega (Belgrano) y plaza Terán (Villa Real).

En la Plaza Almagro, desde 1979, se encuentra la calesita atendida por el señor Antonio Vila, que anteriormente estuvo instalada en Lima oeste y avenida Pavón, desde 1962 hasta que fue trasladada al barrio de Almagro.

En el libro “Calesitas de valor patrimonial de Buenos Aires” cuentan que en una oportunidad el empresario televisivo Adrián Suar, con motivo de filmar un programa de tv, le propuso alquilar la calesita por tres días y ofreció un pago importante, pero Vila se negó, argumentando “Si la calesita está cerrada los chicos lloran”, priorizando de esta manera la sonrisa de los más pequeños, es un calesitero de alma y por eso no descuida nunca el tesoro más grande, los niños.

www.info-almagro.com.ar (3193) - Publicado el (26/04/14)