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La vigencia de los circos

Aunque en estos tiempos hay tantas propuestas de entretenimiento, el circo sigue siendo una de las atracciones que más disfrutan chicos y adultos.

Claro que, a diferencia de los circos de hace algunas décadas, donde utilizaban tigres, elefantes, monos y otros animalitos, ahora ya no se ven en los espectáculos circenses, ya que existen leyes de protección a los animales, que prohíben que sean utilizados para esos fines.

Sin embargo, ahora, importantes avances tecnológicos permiten ofrecer atractivos espectáculos de circo. Hay más de 20 carpas instaladas en el GBA, donde payasos, malabaristas, magos, trapecistas y equilibristas hacen que fluya la magia del circo.

Si pensamos en los inicios del circo en Buenos Aires, algunos historiadores afirman que el circo criollo nació en 1886 cuando los hermanos Gerónimo y José Podestá hicieron la representación de la obra Juan Moreira, de Eduardo Gutiérrez.

Los hermanos Podestá fueron contratados en Montevideo por Pablo Rafetto en 1877 para realizar acrobacias y allí nació el personaje de José Podestá "Pepino el 88". Luego, con su compañía el Circo Arena, recorrieron Uruguay y en 1880 se embarcaron hacia Buenos Aires. Difundieron enormemente los temas gauchescos y los aires musicales. A través del circo criollo se dio a conocer el pericón en reemplazo del folclórico gato, y popularizó otros ritmos musicales tradicionales, rescatando a muchos de ellos del olvido.

A partir de 1886 comenzaron a denominarse circos "de primera parte" a los que solo ofrecían números de pista y circos "de primera y segunda parte", los que ofrecían luego una representación teatral. La denominación de circo criollo responde al carácter humilde y las representaciones autóctonas que los caracterizaban.

www.info-almagro.com.ar (1760) - Publicado el (22/07/15)