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Pizzería Tuñin de AlmagroPara quienes transitamos por Almagro aún nos cuesta pasar por la esquina de Rivadavia y Castro Barros y no ver la clásica vidriera del Tuñin, con gente ocupando sus mesas, por la mañana y tarde tomando un café o al mediodía y noche disfrutando de una pizza en familia o con amigos. El 12 de octubre de 2016 cerró sus puertas y ahora solo es una esquina vacía, triste y reflejo de la cruda realidad. En el corazón de Almagro, en la esquina de Castro Barros y Rivadavia, a metros de la Federación de Box, sus paredes colmadas de cuadros con fotos de grandes campeones e ídolos populares. Cuenta su historia que a partir de 1940 el señor Speco alquiló el local e hizo construir un horno a leña y en 1941 inauguró la pizzería con el nombre de “Tuñin de la Boca, el rey de la fainá” y a partir de 1955 hasta su cierre fue atendida por los mismos dueños. El local se caracterizaba por una guarda fileteada por Luis Zorz que recorría todo su perímetro, un gran escudo del Club San Lorenzo y muchísimas fotografías de boxeadores de todas las épocas. Según opinó Pablo: "Pizzeria de muchos años en el barrio. Para tomarse una cerveza y comer una fugazzeta rellena, que para mí, era de las mejores de Buenos Aires. En las otras pizzas eran normales pero siempre ricas. Buena atención, de mozos clásicos, de las mejores pizzerías de la zona". Por su parte Ana dice: "Fue restaurada hace unos años, aunque aún conservaba el estilo antiguo, la pizza al molde del Tuñin se puede comer porque es esponjosa la masa y crocante la base. Un clásico en el barrio". La revista Aconcagua de Mayo de 1931 se refería a la pizzería Tuñín diciendo que: "en sus dominios de la Boca, el rey de la fainá, exhibe a la glotonería de peatón su ya clásico producto". La fama de Tuñín trascendió La Boca, razón que hizo que se abrieran algunas sucursales en otros barrios. En 1941 Alfredo Specos inaguraba Tuñín de La Boca, en Rivadavia 3902, esquina Castro Barros, enfrentado en diagonal con un clásico del barrio y de toda la ciudad, la confitería La Violetas. Entrevistas, reuniones de trabajo, en familia, con amigos para hablar de fútbol, actualidad, y ¿por qué no alguna cita con una atractiva dama? En los últimos tiempos la única Tuñín que quedaba era esta. Esta pizzería del barrio de Almagro formaba parte del anecdotario de muchos alumnos de la Escuela Municipal de Cerámica, del Colegio Nacional Mariano Moreno, Colegio Pio IX, también los aficionados al box que iban a ver los combates en la Federación de Castro Barros 75, que a través de tantos años formaron parte de su clientela, y ser un lugar de encuentro durante más de treinta años. José Luis Estévez, uno de sus propietarios, recomendaba entre otras especialidades, la clásica muzzarella con aceitunas, acompañada con fainá; la napolitana (muzarella, rodajas de tomate natural, jamón, aceitunas y morrones); la fugazza con queso, o la española (muzarella, rodajas de cantimpalo, morrones y aceitunas). Para cerrar la nostálgica nota, a continuación transcribimos un poema de nuestra amiga Ana María Torres, la poeta de los bares porteños. Al Tuñin de Almagro Desafiando al tiempo,
Reza en tu entrada un letrero,
Prólogo y epílogo
Tu vereda, tus mesas,
Tus fieles clientes,
Por tu historia yo te canto
Viejo Tuñin de Almagro,
Ana María Torres www.info-almagro.com.ar (3772) - Publicado el: Martes 17/07/18 |