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Del extenso aislamiento al
desbande de las fiestas clandestinas
El fin del aislamiento social preventivo y obligatorio hizo creer que la pandemia ha terminado y lamentablemente no es así, pero la mayoría de los jóvenes creen que están inmunizados contra el Covid-19 y se han desbandado. Una pena que no tengan en cuenta lo que está ocurriendo en Europa por estas mismas actitudes que provocaron fuertes rebrotes.
Todos los días vemos amontonamientos de ellos en restaurantes, bares y espacios públicos, sin barbijos ni la distancia social aconsejada y este fin de semana hubo varias denuncias de vecinos por fiestas clandestinas.
Las denuncias son sobre juntadas de cientos de jóvenes que toman alcohol, ponen música fuerte y usan las veredas como baños. Calculan que en lo que va de la cuarentena se hicieron 3.000 encuentros así. Por ejemplo, en el último fin de semana, esto ocurrió en Parque Patricios, en avenida Caseros al 3.000, donde los vecinos dicen que esos encuentros ocurren todos los días a la madrugada.
También en varios noticieros se mostraron imágenes de autos que llegaban cargados con heladeritas con bebidas alcohólicas, parlantes para luego bajar todo y armar la fiesta. Música a alto volumen, alcohol y otras sustancias que los estimula a gritar, bailar y no tener conciencia sobre el riesgo de estar a los gritos, sin barbijos, como si la pandemia ya hubiese terminado, sin importar los riesgos que corren y en el que ponen a los demás.
Esto también ocurre en otros lugares del gran Buenos Aires y sorprendió ver por TN noticias, un espacio por el que pasó una camioneta de la policía, entre los jóvenes que estaban bebiendo y la policía femenina que acompañaba al policía que manejaba, sacando la mano por la ventanilla y chocándola a modo de saludo con algunos de los jóvenes. Asimismo, algunos treparon al paragolpes trasero del vehículo y saltaban y cantaban sin que la autoridad policial hiciera lo que correspondía...
El 19 de noviembre los vecinos de Parque Patricios presentaron una queja en el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires. En el documento hablan de una concurrencia "masiva" en cada madrugada. También afirman que los comportamientos que protagonizan los jóvenes "perturban el descanso, la convivencia o la tranquilidad pública" y que los ruidos "por su volumen, reiteración o persistencia, exceden la normal tolerancia". Además de esas molestias, también existe gran preocupación por la propagación del virus.
Una vecina, que pidió no ser identificada dijo: "Yo me canso de llamar al 911, pero me canso -subraya-, y me dicen que depende de la comisaría". La mujer describe que los móviles policiales a veces pasan y a veces no. Cuando pasan, "no les llaman la atención. (Los jóvenes) bajan un poco el volumen y cuando el patrullero se va vuelven a subir. Les toman el pelo. Igual me parece que tampoco le importa a la policía".
Según estimaciones de IDEAr, la industria del entretenimiento argentino, en los últimos 8 meses se realizaron más de 3.000 fiestas y eventos clandestinos, fundamentalmente en la Capital Federal, Provincia de Buenos Aires, Mendoza, Córdoba y Rosario.
www.info-almagro.com.ar (3130) - Publicado el: Miércoles 25/11/20