Escudo del barrio de Almagro
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El Mirador del ahorcado misteriosa casa en San Cristóbal
Buenos Aires es un gran cofre de sorpresas y entre ellas, sus historias misteriosas que atrapan a una gran mayoría. El Mirador del ahorcado, en el barrio de San Cristóbal, es una de esas historias que pocos conocen y por eso, los días lluviosos, no se animan a mirar hacia arriba; temen ver al ahorcado.
La bella residencia, situada en Avenida Entre Ríos 1081, fue construida en 1922 por el reconocido Arq. Virgilio Colombo a pedido del entonces empresario de calzado, Leandro Anda.
La propiedad contaba con un local comercial y dos accesos. En la planta baja, vivía la familia Zick. Ernest era un inmigrante de origen húngaro, su esposa Dolores Rocío (andaluza) y tuvieron una hija llamada Celina Amparo.
En 1926, la familia Rocatagliatta se mudó a la planta alta de esa Casona. Los integrantes de esa familia eran Luiggi (un ex Bersagliere del ejército de Garibaldi que había perdido su ojo izquierdo en batalla) y su esposa Glorietta Cattanni (ex militante del movimiento anarquista “Camisas Rojas”) y sus mellizos de 17 años Emmanuel y Vittorio.
La familia Rocatagliatta y la familia Zick, entablaron relaciones de amistad, los hombres solían mantener largas charlas sobre batallas y armas, Luiggi era propietario de una armería en la calle Cangallo en el barrio de San Nicolás y en sus ratos libres se recluía en el palomar, que pidió expresamente al arquitecto Colombo, construir como anexo en la terraza junto con un mirador con techo a cuatro aguas, desde donde se veía toda la ciudad.
Las Mujeres también se relacionaban con mucha familiaridad, accediendo permanentemente una a la casa de la otra, por los pasillos internos, conviviendo como familia y los jóvenes hijos de ambas estaban largas horas juntos y no pasó mucho tiempo hasta que los dos hermanos se enamoraran de la bella Celina.
La jovencita, que era consciente de su belleza, jugaba constantemente a conquistar a los mellizos. Emanuel, que era más extrovertido, fue el primero en robarle un beso. Esto no fue suficiente para que la joven le entregara su corazón, lejos de eso, se propuso seducir a Vittorio, al cual su extrema timidez lo mantenía alejado de cualquier intento de aproximación. Con el tiempo ellos serían conscientes que compartían el amor por Celina y se generó una rivalidad entre los hermanos, que desencadenarían en los trágicos hechos sucedidos durante la noche del 17 de mayo de 1927.
Aquel martes por la noche, en la ciudad de Buenos Aires se había desatado una tormenta atroz, los fuertes vientos golpeaban, relámpagos y truenos, durante toda la noche. Vittorio desde un rincón del cuarto observaba dormir a su hermano, mientras pensaba algo que alguna vez les había dicho su padre: “en el amor y la guerra todo se vale”. En ese momento, entre sueños, Emannuel susurraba el nombre de Celina Amparo, acompañado de una sonrisa de Satisfacción y Vittorio, enfurecido, se abalanzó sobre su mellizo y lo ahorcó. Vittorio, luego de un minuto de observar el cuerpo de su hermano mellizo yacer en la cama, tomó dimensión de sus actos y reconoció que ya no había vuelta atrás.
Sigilosamente subió por las escaleras de servicio hacia la terraza, en su camino tomó un rollo de el alambre utilizado para colgar la ropa, subió al mirador, pasando por el palomar de su padre, del cual dejó la reja abierta. Con la ayuda de una mesa y una silla, ató el alambre a las vigas del techo, lo enrolló en su cuello y con una firme patada desplazó la silla donde estaba subido. Su cuerpo se balanceaba hasta que finalmente murió.
A la mañana siguiente, Glorietta fue al cuarto de sus hijos para despertarlos, pero solo encontró el cuerpo sin vida de Emannuel. Sus gritos se escuchaban en toda la casa, Luigi corrió a socorrerla, luego de ver la escena y sin comprender lo sucedido comenzó a recorrer la casa en busca de Vitto. Pero su búsqueda fue en vano, pensó que el joven había salido durante la noche y no había regresado, pero decidió subir a la terraza y una vez en el lugar, vio el palomar vacío y al mirar hacia arriba, el cuerpo de su hijo Vitto, que se mecía, colgado, al compás del viento, en lo alto del mirador.
Luiggi no resistió la tremenda escena y cayó desplomado sobre las baldosas mojadas, a las puertas de su palomar. Los vecinos no encontraban explicación al ver tantas aves volando sobre la casa y poco después llegó la policía, alertada por los gritos que salían de la casa. Junto con los policías ingresó el Dr, Ramírez, un vecino que fue llevado a la terraza para socorrer a Luigi aunque sin éxito.
Ernest y Dolores observaban lo ocurrido y no tardaron en sospechar que la causa de tal desgracia tendría que ver con su hija Amparo.
Glorietta al descubrir la muerte de su otro hijo y su esposo, intenta arrojarse desde el balcón hacia la vereda, la policía y el médico frustraron su intento y con la ayuda de dos enfermeros, fue trasladada en ambulancia con un cuadro de desequilibrio emocional.
Los restos de los 3 hombres Rocatagliatta fueron inhumados en el cementerio de la Chacarita. Asistieron al entierro numerosos vecinos y amigos de la familia, también estaba presente Amparo, vestida de riguroso luto, junto a sus padres que escuchaban los murmullos de los concurrentes comentado la culpa de su hija en el desarrollo de los acontecimientos.
Amparo, pocos años después de lo sucedido, huyó un domingo rumbo a Brasil con Pedro Fosse, un paraguayo carnicero, jugador y mujeriego, que imitaba en su look a Carlos Gardel, y era inquilino del local que pertenecía a la propiedad. Su padre, luego de buscar al indeseable yerno por cielo y tierra con intenciones de matarlo, se marchó junto a su esposa con paradero desconocido.
Glorietta siguió sola habitando la casa, que poco a poco se iba deteriorando al igual que su salud mental. Los vecinos podían verla pasar largas horas mirando desde la ventana del cuarto que había sido de sus hijos y donde muchos años más tarde encontrarían su cuerpo en avanzada descomposición y parcialmente devorado por roedores.
Con el correr de los años el edificio fue cambiando de dueños, uno de los tantos fue Ivanildo Menezes y su esposa Marie, Pai de Santo, que utilizaban la propiedad como templo umbanda. También se cuenta que mientras la casa se utilizó como inquilinato, antes de ser internado en el borda, allí vivió Solaris, el mítico personaje autoproclamado extraterrestre, quien habría inspirado a Eliseo Subiela para su Film “Hombre mirando al sudeste”.
Hoy la casa de la Av. Entre Ríos 1081 permanece en pie, tapiada, abandonada y tenebrosa. Dos cabezas de leones, testigos ciegos de la historia custodian las entradas.
Sus paredes y salones que conocieron el esplendor de la alta sociedad del 1900, encierran las historias de muerte, locura y brujería de los que la habitaron a través de los años.
www.info-almagro.com.ar (6788) - Publicado el: Lunes 19/07/21
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