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Murió Horacio Accavallo, un referente del boxeo argentinoDurante la madrugada del miércoles 14 de septiembre falleció, a los 87 años, Horacio Accavallo, una leyenda del boxeo argentino. La noticia fue difundida por su hijo, en las redes sociales. “¡Así te voy a recordar viejo! Con los brazos en alto como un campeón. Gracias por tus enseñanzas y por inculcarme tus valores. Descansa en paz”, escribió uno de sus hijos, Accavallo Jr, en las redes sociales para despedirlo. “Roquiño”, como era llamado, falleció tras padecer Alzheimer, durante más de 10 años y justamente muere en el Día del Boxeador argentino, fecha en la que se conmemora la denominada pelea del siglo, disputada entre unos de sus pares, Luis Angel Firpo y el campeón mundial, Jack Dempsey, el 14 de septiembre de 1923. Horacio Accavallo nació el 11 de octubre de 1934 en Villa Diamante. Era hincha de Racing y apodado "Roquiño", sufrió una dura infancia junto a cuatro hermanos juntando cartones en el depósito denominado "La Quema", dedicándose luego a ganarse la vida como botellero y lustra botas. A los 14 años, mientras trabajaba en un circo, vio que tenía condiciones para el pugilismo. Para entretener al público, desafiaba a los más grandotes y siempre ganaba. Medía un metro y medio y contaba con la ventaja de ser zurdo. Ese sería el inicio de su exitosa carrera de boxeador. Tenía cuatro hijos. Fue campeón mosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Solo Pascual Pérez había logrado tal epopeya. El 1 de marzo de 1966, Accavallo se consagró tras derrotar a Katsuyoshi Takayama, en Japón, para colgarse con ambos cinturones. Según los entendidos y los amantes del boxeo, Accavallo fue uno de los boxeadores más inteligentes, sabía todo, calculaba y administraba sobre sus fuerzas y las que les leía a los rivales y difícilmente tomaría riesgos absurdos. Tenía una calculada estrategia, conocía los límites de las fuerzas y el riesgo, por eso, se mostraba entero, rítmico y veloz, tanto en los primeros segundos de la pelea como en los últimos segundos de cada asalto. A diferencia de otros grandes boxeadores argentinos, que ganaban suculentas sumas de dinero y las despilfarraban, terminando muchos de ellos en la ruina, Horacio fue el único boxeador que cuidaba, administraba y perfilaba negocios con enorme austeridad y visión. Llegó a tener 32 locales de venta de indumentaria deportiva, varios en Pompeya, Parque Patricios y otros barrios, además creó una fábrica de calzado (Jaguar) y nunca dejó de percibir negocios ocasionales. La última pelea fue el 15 de julio de 1966, con el japonés Hiroyuki Ebihara, a quien logró vencer después de 15 asaltos, durante los cuales Horacio cayó y sufrió una herida en una ceja. Posteriormente, estaba programado un combate por el campeonato del Mundo frente al brasileño Manuel Severino (Octubre del 68), pero Horacio fue a ver a Lecture a su oficina y le anunció: “Tito, no voy a pelear contra el brasileño, lo siento, no voy a pelear más…”. Ante la sorpresa, Lecture le preguntó ¿por qué? y él respondió: “Tito estoy notando que me pegan muchachitos que antes no me hubiesen llegado; estoy lento y prefiero retirarme siendo campeón del Mundo y no defraudar a la gente que pagará para alentarme y verme ganar”. El retiro del boxeo fue el 11 de octubre de 1968. Finalizó su carrera con récord de 75-2-6 (34KO). En 1980, en la primera edición de los Premios Konex, recibió un Diploma al Mérito como uno de los 5 mejores boxeadores de la historia en Argentina. En 1968 intervino en la película Destino para dos donde se encarna a sí mismo. Horacio Accavallo fue el segundo campeón mundial que dio la Argentina: peso mosca, igual que el primero, Pascual Pérez. Ambos se consagraron en Tokio. El querido boxeador había dicho: “Si me retiro con la corona siempre seré campeón del Mundo…”. De hecho, lo es, lo sigue siendo y hoy partió como un verdadero campeón. QEPD. www.info-almagro.com.ar (3919) - Publicado el: Miércoles 14/09/22 |