Escudo del barrio de Almagro



La página del barrio


Registro Nac. Derecho de Autor
Expedientes Nª
236277 - 5114810 y 5247258


Usted es el visitante

Desde 01/01/2014




El Banco de medicamentos más grande del país
en el barrio de Almagro

La crisis económica del país afecta a todos los sectores de la sociedad y lo grave es que son muchos los que no disponen del dinero necesario para comprar sus medicamentos, pero existe un banco de medicamentos que está situado en Estado de Israel 4156, en el barrio de Almagro que ayuda atendiendo esa demanda.

Banco de medicamentos en AlmagroSon miles de personas que recurren al Banco Comunitario de Medicamentos, un programa de la Fundación Tzedaká que provee, gratis, medicación a personas en situación de vulnerabilidad a través de una red nacional que incluye a hospitales, centros de salud, organizaciones sociales y comunitarias o personas que se acercan de forma particular.

Se trata del mayor banco de su tipo del país: solo en 2023, se distribuyó medicación por un monto de 1.620.739.544 pesos (teniendo en cuenta el valor de venta al público en las farmacias). Esto se logró a través de 105 centros y organizaciones de 21 provincias, alcanzando a una población de más de 50.000 personas.

En los últimos años y, particularmente, en los últimos seis meses, por la situación socioeconómica y el impacto de la inflación en los medicamentos, la demanda en la institución creció de forma notable. Hace unos días, el Observatorio de Salud, Medicamentos y Sociedad, informó que la caída anual en las ventas de medicamentos durante 2023 fue del 4,6% en comparación a 2022. Por otro lado, las farmacias advierten que mientras la inflación general anual trepó al 211%, la de los remedios llegó al 289%.

La labor del banco de medicamentos de Tzedaká es posible gracias a las donaciones que se reciben de laboratorios, droguerías, farmacias, sociedades médicas, profesionales de la salud, empresas, hospitales, sanatorios, organizaciones sociales y particulares.

“Los particulares donan menos cantidades que los laboratorios, pero permiten que lo que llega sea mucho más variado. Entregamos todo tipo de medicación: desde antibióticos o ibuprofeno hasta medicamentos oncológicos que tienen el valor de un auto”, explica Fabián Furman, director del banco y farmacéutico. Muchas veces, esos y otros medicamentos llegan de familiares de personas que fallecieron: “Es muy habitual y recontra emocionante”.

El abanico de las drogas disponibles incluye entre 6.000 y 7.000 productos diferentes (entre los cerca de 30.000 que hay en el mercado argentino). “Al principio buscábamos dar respuesta al tratamiento de enfermedades crónicas, como la hipertensión, por ejemplo, que además de sostenerse en el tiempo, genera muchos costos”, detalla Furman.

Respecto al perfil de los beneficiarios, aclara: “Es gente en situación de vulnerabilidad socioeconómica, que no tiene acceso a esos medicamentos. En general, no tienen empleo formal ni cobertura médica y son los que más caro pagan la medicación, porque abonan al precio de venta sin ningún descuento. Desde el banco los ayudamos mientras buscan la forma de conseguirlos en el Estado, en su obra social o donde corresponda”. Por eso, según el caso, la medicación suele entregarse para un lapso de tres meses.

Este es el único banco de su tipo en la Argentina que trabaja sobre la base de un modelo de gestión que combina la labor profesional de un equipo permanente de seis farmacéuticos con la de más de 100 voluntarios, además de un área administrativa compuesta por cuatro personas responsables de garantizar la trazabilidad de cada donación. Además, tiene convenios de cooperación con el Ministerio de Salud de la Nación y el de Sustentabilidad de la provincia de Buenos Aires. “Intentamos contestar con la mayor celeridad posible a todos los pedidos que podemos, pero realmente se nota que aumenta la demanda y necesitamos más donaciones”, enfatiza Ruth Heymann, directora de comunicación de Fundación Tzedaká.

El Banco Comunitario de Medicamentos de Tzedaká nació en 1999, originalmente para dar respuesta a la comunidad judía en situación de vulnerabilidad, pero rápidamente fue creciendo en alcance y hoy excede ampliamente a esa población, asistiendo a todo tipo de organizaciones y personas a lo largo y ancho del país. Los beneficiarios van desde niños hasta adultos mayores.

La medicación se entrega a través de tres programas: el de Ayuda Institucional, donando a hospitales públicos, centros de salud y organizaciones sociales a través del pedido de un médico responsable de la administración de los medicamentos, quien además debe garantizar la gratuidad de la entrega; el de Ayuda Comunitaria, dirigido a beneficiarios de los Centros de Asistencia Integral de la Fundación Tzedaká y otros asociados; y el de Ayuda Directa a pacientes particulares, que siempre se realiza a partir de una receta y quienes además tienen que pasar por una evaluación social, cumpliendo una serie de requisitos (entre ellos, atenderse en hospitales públicos).

La tarea del banco está organizada en distintas etapas. La primera, es la clasificación de las donaciones recibidas, que llegan desde todo el país a través de diferentes centros de recepción. La realizan voluntarios bajo la supervisión del equipo farmacéutico, separando según nombre comercial, forma farmacéutica, dosis y fecha de vencimiento.

La segunda fase es la de preparación y control de los pedidos, y se ocupan los farmacéuticos verificando las recetas y entregando siempre la medicación, al menos, para un mes completo de tratamiento. La última es la de informática y control de gestión: todas las donaciones son registradas en un sistema propio que permite garantizar la eficacia y transparencia.

Así como el banco no sería posible sin los donantes, tampoco sin sus voluntarios: más de 100 personas realizan su labor en turnos, con horarios fijos y en forma semanal.

Todas las donaciones son registradas en un sistema propio que permite garantizar la eficacia y transparencia.

El banco “rescata” medicamentos que muchas veces se terminan descartando, transformándolos en tratamientos gratuitos con valor social y económico para miles de personas. En el caso de los particulares, esto incluye todas esas drogas que muchas veces pasan años en el botiquín, a medio usar o sin tocarse, y terminan venciéndose.

Las organizaciones sociales que recurren al banco son muy variadas. Una de ellas es el Centro de Medicina Familiar y Comunitaria San Pantaleón, un programa de la Fundación MF, creada por médicos de familia del Hospital Italiano. El espacio funciona hace 23 años en Bajo Boulogne, San Isidro. “Brindamos atención gratuita a 6195 personas en situación de pobreza e indigencia. La mayoría son mujeres jefas de hogar, pero también niñeces y adultos mayores”, explica Nanci Giraudo, su directora ejecutiva.

Para seguir creciendo y llegando a más personas, el banco necesita recibir más donaciones. Por eso, invitan desde laboratorios a particulares a que se sumen. “Todos nos sirve y especialmente la medicación para enfermedades crónicas. Donar es muy fácil: lo que tenés en tu casa, no lo dejes vencer”, concluye Heymann.

La Fundación Tzedaká cuenta con un abanico de programas de asistencia integral a la población en situación de vulnerabilidad socioeconómica que van desde iniciativas vinculadas con la alimentación y la vivienda, hasta un área educación y otra de salud (donde está incluido el banco de medicamentos) que incluye programas con adolescente, uno de prevención de cáncer uterino y mamario del que participan 500 mujeres cada año, de atención oftalmológica y de odontología.

El banco reciben medicamentos:

- No vencidos y que no venzan dentro de los próximos seis meses.
- Que no requieran refrigeración.
- Blisters, aunque estén abiertos y falten comprimidos (siempre y cuando estén en buen estado).
- Envases sin abrir de frascos, aerosoles, pomos, ampollas, etc.
- No se reciben psicofármacos.
- Para consultas, se puede ingresar a www.tzedaka.org.ar, escribir salud@tzedaka.org.ar , o mandar un mensaje por WhatsApp al +54 9 11 3103 5159 o al 11 3482-3009.


www.info-almagro.com.ar (7885) - Publicado el: Martes 30/01/24 Fuente: La Nación