Cómo pagar impuestos sin recargos

La Dirección General de Rentas de la Ciudad de Buenos Aires prepara un plan, que entrará en vigencia a fines de enero de 2006, para que contribuyentes con deudas por un monto de hasta 3600 pesos en el impuesto de Alumbrado Barrido y Limpieza (ABL) y Patentes que cancelen sus compromisos al contado, quedarán eximidos de pagar intereses. Quienes prefieran cancelarlas en seis meses, deberán pagar el 50 por ciento del interés correspondiente.

También por ley se ampliaron facultades a la Dirección General de Rentas, entre ellas, la de poder embargar sueldos que superen los $ 3800 pesos, si los contribuyentes, agotadas todas las intimaciones e instancias judiciales, aún mantienen deudas con el fisco. A esta última medida le falta su reglamentación.

Alejandro Otero, titular de Rentas, en una entrevista con el diario La Nación declaró:

"Como es sabido, la Ciudad tiene una brecha considerable entre un entorno institucional moderno y un aparato administrativo que atrasa varias décadas. Se ha mejorado mucho, pero la brecha es importante. En ese sentido, si bien la Legislatura sancionó favorablemente algunas iniciativas importantes, lamentamos que otras que impulsamos para modernizar y actualizar las competencias de Rentas no hayan prosperado".

Y agregó: "Si vemos el vaso medio lleno, nos alegra que contemos con mayor competencia para solicitar amplias medidas cautelares sobre diversos activos, incluida la posibilidad de embargar salarios o remuneraciones altas. También nos potencia el aumento de las multas aplicables frente a diversos incumplimientos y sin duda nos va a ayudar el nuevo esquema de regularización de deudas relativamente pequeñas, que nos permite disminuir el peso de los recargos por mora por pago contado o en pocas cuotas".

También dijo algo muy interesante y lógico, pero que en la realidad nunca se concreta, esperamos que ya que lo tiene en mente pueda hacer que se cumpla: "Una buena parte de los problemas de injusticia y equidad que tiene el sistema se pueden encarar sin arriesgar la solvencia fiscal, ni menguar las ventajas competitivas tributarias de la Ciudad y sin aumentar la presión fiscal. Esto es técnicamente posible, no implica ningún impuestazo y se limita a redistribuir a largo plazo la carga tributaria entre los contribuyentes, de modo que se cumpla un viejo y sabio principio de la tributación: que paguen todos y cada cual según su capacidad contributiva. Más quienes tienen más y menos quienes menos tienen. Esto hoy no sucede en la Ciudad. Y no hay razón para no encarar el problema. Como no hay urgencias presupuestarias por delante, se puede hacer con tiempo suficiente para lograr los consensos necesarios".