Beba Pugliese
En el 90 cumpleaños del maestro Pugliese lo recordamos junto a su hija.
Beba Pugliese, su hija, recibe a Primera Página en la intimidad de su hogar de Almagro y nos habla de él, de su familia, de un hombre que pateó nuestro barrio, los barrios porteños y el mundo, un hombre que continuó pateándolo día a día, a través de su obra: la música de Buenos Aires, un hombre humilde y grande al mismo tiempo.
Al comenzar el reportaje, Beba nos cuenta de su infancia, de su mamá muy católica y de su papá que era un hombre de ideas diferentes y no creía en la religión. "Papá fue un luchador -nos dijo-, un hombre de una gran capacidad de trabajo y de una firmeza ideológica incombatible". Creó el Sindicato Argentino de Músicos, porque en esa época trabajaban sin horarios, sin vacaciones, se les pagaba una miseria. Organizó la primera huelga en los piringundines e incluso se ocupó de las prostitutas, que estaban terriblemente explotadas. Fueron años de lucha y de persecuciones siempre por lograr reivindicaciones para el trabajador. La policía venía seguido a la casa y jamás su esposa le dijo: Dejá la política, no lo acompañaba, pero respetaba sus ideas.
Su educación fue, por parte de su padre, de formación revolucionaria, y del lado de su madre, creyente, pero -afirmó- ninguna de las dos partes separó a la otra.
Al preguntarle sobre los comienzos del Maestro, Beba relató que comenzó a tocar a los 16 años con Paquita Bernardo, continuó como pianista en los cines mudos, también hacía la limpieza y le daban 20 "chirolas" con las que alguna vez se veía una película o se las daba a su madre. Se levantaba a las 4 de la mañana y cuando nadie lo veía, sacaba los tachos de basura, tiraba la basura en la calle y vendía los cajones. Más tarde continuó tocando en cafés y luego Pedro Laurenz lo llevó a la orquesta de De Caro.
La música estaba en su casa, de niña con su padre, programaban lo que escucharían después del almuerzo, por lo general, las sinfonías de Beethoven, del que eran ambos entusiastas admiradores. Familia de músicos, por los dos lados, su abuelo tocaba la flauta en el sexteto de Pocholo, sus tíos tocaban violín, su tía, pianista.
En su casa de Alvares Thomas 1467, Pugliese hizo la mayoría de sus obras. Allí pudo ver a Ruggero, de pantalones cortos ensayando con su padre. Antes de su matrimonio, el Maestro creó el tango "Amargura", el que posteriormente se re-bautizó con el nombre "Para la Beba", al nacer su única hija. Beba recordó que su padre siempre decía: Tres cosas buenas pasaron en 1936: la Revolución española; los acontecimientos de esa revolución que lo llevaron a su afiliación al Partido Comunista y el nacimiento de su hija.
Al morir su compañera de toda la vida (año 1971), Pugliese se encontraba en Norteamérica para los festejos del 9 de julio, la noticia y el impacto que le causó resintió su oído del que nunca se recuperó totalmente. Durante dos años vivió con Beba y en su dormitorio, arriba de su cama, Beba había puesto un cuadro de él y su esposa, "la petisa", como la llamaba. Un día Beba se da cuenta que el papá no había venido a dormir, sacó el cuadro y se lo llevó a su cuarto, viene Pugliese y le dice: "Dónde está mi cuadro? Y ella contestó: Si vas a venir a dormir, lo pongo arriba de tu cama, si no, me lo quedo yo". Pasan unos días y nuevamente Pugliese no viene a dormir y Beba, de nuevo, saca el cuadro, nuevamente Pugliese pregunta: "¿Otra vez sacaste el cuadro?" Entonces Beba le dice: "Mirá papá, hace tu propia vida, andá tranquilo, no tenés que darme ninguna explicación, elegí tu camino, mamá te acompañó y vos la acompañaste toda la vida, nadie te va a decir nada, vos sos dueño y señor de elegir tu propia vida, pero... no te equivoques". El padre lo entendió, ya contaba con 68 años (1973) y se mudó, primero a Pasteur y Rivadavia y posteriormente a Mario Bravo y Corrientes.

Pasaron los años en que se veían, según el tiempo que ambos disponían, y Beba observaba cuánto daño le hacía a su papá el compromiso y la exigencia de los viajes al exterior, el intenso trabajo del escenario y los continuos reportajes a los que él no tenía ganas de responder, él necesitaba descansar y no lo hacía. Tocaba de cuando en cuando, pero prefería menos compromisos.
Al preguntarle por la orquesta de Pugliese y de que ella podría estar en lugar de su padre, Beba contestó: "Yo tengo lo mío, mis propios arreglos, no sólo para mí, sino para el trío, el sexteto, la orquesta y los 11 músicos que alguna vez fuimos, aunque soy hija de mi padre, musicalmente soy Beba Pugliese y soy reconocida desde el primer día que bajé una tecla en el piano".
Nos describió sus estudios como pianista clásica; y sus diez años de perfeccionamiento con el Maestro V. Scaramuzza. Comenzó en 1974, cuando le ofrecieron hacer arreglos para "Prohibido pisar el Tango", jamás había tocado un tango, lo hizo y funcionó. Varios amigos le insistieron en que se dedicara a tocar tangos, la idea quedó rondando y un día se puso a trabajar en "Qué noche" de A. Bardi, comenzó a descubrir tonos y a encontrar un manantial de riqueza del que no pudo volver atrás.
En 1977, fue invitada por la Cooperativa "Dante Alighieri", a tocar en homenaje al Maestro Piana, tembló toda la noche hasta que, como cierre interpretó "Qué noche" y "Malandraca", fue una ovación. Mas tarde surgió un programa con Larrea, donde ya preparó todo un repertorio. Su papá que estaba en Mar del Plata, la escuchó y cuando la llamó a su casa le dijo: "Está bien, seguí en esa misma línea, con esa fuerza, no te retires de la milonga, del ritmo -y agregó-: Vos la nota ponéla en cualquier lado, hasta que suene bien, sino sacala".
Hablando de sí misma, Beba nos impactó con esta reflexión: "El talento es fundamental, pero más es el esfuerzo, si no se pone el 90% de esfuerzo, no se llega a ninguna parte. El talento ayuda a desarrollarse, cuando se tiene la posibilidad de desarrollarlo, después todo es esfuerzo para poder seguir luchando, para poder seguir ofreciendo cosas, porque uno siempre tiene que dar examen para todo y cuando llega el momento de las gratificaciones, los compromisos son mucho más grandes, no sólo para satisfacer sino para poder ser merecedor de esa gratificación".
En relación con la ausencia de música de tango o folklore en las radios y T.V., Beba manifestó: "Lo que crea el pueblo, nunca podrá perderse, nosotros, como maestros y padagogos también formamos herederos para que continúen, para que nuestra música no muera, siempre va a haber nuevos brotes. Claro, -concluyó-, cuando vienen cuatro roñosos, llenos de droga y de piojos, los filman, pero un ballet folklórico, no. Necesitamos alguien que diga: Señores, ésta es nuestra cultura, nuestra música y ésta será la que va a prevalecer como patrimonio nacional".
Lucela Delma Pugliese nos mostró su casa, sus recuerdos, sus fotos; nos habló de ese hombre, de su duro comienzo, de su militancia, de su esfuerzo, del amor por su familia, por sus amigos y los hombres, y de su obra; en un reportaje emotivo en el que Beba hizo esfuerzos por contener una lágrima.

Miguel E. Germino - Marta B. De Saíni
Publicado en PRIMERA PÁGINA - Nro. 26 - Diciembre de 1995.